Un sueño Americano

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sábado, 24 de enero de 2015

Tal Tal- Iquique

Me desperté a eso de las 9 porque mi teléfono sonó. Era un whatsapp de la Anita que me decía que estaban en Tal Tal, en la playa. Salí a encontrarla, pero estaba a 3,5 kms de distancia y yo salí caminando, así que me devolví. Quedamos de acuerdo en encontrarnos en Antofagasta. Pancho seguía durmiendo.

Salí a tomar fotos por Tal Tal y Pancho apenas se levantó, ya eran las 13 horas y no sabíamos que el check out era hasta las 12, pero la buena voluntad de la gente nos perdonaron pagar de más, desocupamos la pieza en 10 minutos y fuimos a buscar almuerzo, pero casi todos los restaurantes de Tal Tal estaban cerrados por almuerzo. Encontramos un local donde había pescado a $8000, si que nos retiramos y buscamos por todo el pueblo hasta que dimos con un pollo con papas fritas por $2500.
Hicimos la hora hasta las 17,30 para partir a Antofagasta, mientras buscábamos quien nos podía alojar. En el facebook contestó Juan Andrés Castillo, que nos esperaría.
Recorrimos buena parte del desierto a buena hora, ni mucho calor ni mucho frío para llegar al anochecer a la ciudad.

Hermosos paisajes costeros con cuestas, cordillera y mar y el rojo atardecer del desierto formaban un paisaje espectacular.



Llegamos y Juan nos esperó en la casa de su mamá, interrumpiendo la reunión familiar, y nos ofrecieron completos. Luego fuimos a descansar a su departamento.
En la mañana salimos a recorrer un poco, mientras Anita y Rodrigo nos esperaban en Mejillones. En el paseito con Juan, siento un extraño ruido al frenar, era el perno del caliper que se había rodado y más tarde quedé sin freno delantero, por lo que inmediatamente le dimos una solución. Entre medio un temblor 5,4° nos descolocó un poco.


En la tarde llegamos a la portada y luego al Trópico de Capricornio, donde nos despedimos agradecidamente de Juan Andrés, que sin conocernos nos prestó su departamento para dormir.


Nos dirigimos a Mejillones, jornada breve de 40 kms, nos recibieron y fuimos al disco pare coreano, pues había una colonia y no entendían la señalética, generando muchos accidentes.

Luego llegamos a la playa y nos pusimos a conversar un buen tiempo, entre ello de un viejito que venía en una Renegade roja en La serena, venía de Santiago y quería llegar a Arica.
 
La hospitalidad de los dueños de casa, unos familiares de la polola de Rodrigo, nos atendieron de lujo con cazuela, su arrocito y una gran once. 


Al momento de ir a dormir, fuimos a una casa que estaban construyendo, sin techo ni agua y dormimos ahí, sólo con nuestros sacos y las motos adentro.


Partimos a las 11, sin desayuno rumbo a Tocopilla, pero en el camino nos encontramos con el cementerio de Gatico, donde paramos a admirar la belleza de la muerte, un verdadero oasis dentro del desierto. 

En Tocopilla nos encontramos con el legendario viejito de la renegade, que resultó ser el tío de un amigo.

Finalmente llegamos a Iquique, donde nos recibió el Tío Robin con flor de carrete. Asado y cerveza con un colega que tocaba acordeón. Estos días han sido descanso y lavar ropa, solucionar problemas y esperar a Ernesto, que se nos arrancó a Machu Pichu. Hemos intentado buscar un gps de reemplazo para el Pancho, pues se le quedó en una maleta y apretó con una lenga, quebrando la pantalla, pero en la Zofri no hay nada de motos. intentaremos en Tacna.

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