Un sueño Americano

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jueves, 22 de enero de 2015

Copiapó y la partida de Pancho

Llegué el jueves, a eso de las 4 de la tarde a Copiapó, mi idea era llegar a las transmisiones del Dakar de Radio Maray, pero no di nunca con la dirección. Estaba en el centro y llamé a mi compañero de viaje. Francisco me respondió y me dijo que esperara donde estaba, pues el vivía lejos.
cuando llegó nos saludamos con gran fraternidad, por fin había llegado el día que comenzaba todo esto.

Llegué a su casa, él impresionado por cómo se veía la oto cargada, e inmediatamente descargamos, fue ahí cuando nos dimos cuenta que el bidón de bencina metálico que me regaló mi Chio estaba pinchado y botaba bencina, pues estaba con 14 litros de combustible de reserva.
Me acomodé en su pieza y a la ducha, un completo y a dormir..


Al otro día nos levantamos a desarmar completamente las motos para trabajar en ellas, yo le tenía que poner la luz estroboscópica y sacar el gps del estanque, él instaló varios accesorios muy buenos. Tardamos todo el día, pero luego vendría la despedida en un local del centro copiapino. Ahí nos acompañó su hermano y su polola.


Al día siguiente preparamos las maletas y dejamos las motos listas para la partida, desocupando la pieza donde vivía Pancho y luego nos fuimos a la casa de "Tío Pelao" que nos recibió la última noche con asado y cerveza.

Pancho estuvo toda la noche tratando de disminuir el gran peso que llevaba, donde bajaron dos bolsos con cosas.

Se fue a despedir de su familia, especialmente de su padre, y a eso de las 4 de la tarde partimos rumbo a Diego de Almagro, para evitar la congestión de Chañaral y la ruta 5.
Ahí encontramos un amigo en una Teneré, que se acercó a conversar, muy amable, nos ayudó a encaminarnos por un atajo en pleno desierto de Atacama, que nos evitó una cuesta y varios kilómetros.

La vista era espectacular, el atardecer del desierto es maravilloso. Fue ahí donde se nos acabó el combustible, pero ya llevabamos 2 bidones de 10 litros cada uno, para poder rellenar y seguir adelante.

Nos cayó la noche en pleno desierto y llegamos a la ruta 5, donde nos paramos a descansar y aprovechar de ver el maravilloso cielo que nos regalaba la escena.

Seguimos adelante hasta llegar a Tal Tal a eso de las 23 horas. Alojamos en la hostería Tal Tal consiguiendo guardar las motos y poder descansar.




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